Uno se pone el traje de los domingos
con la vieja ilusión que el amor perdura.
Enfrascándose en viejas andaduras
Creyendo entregarlo todo
cayendo en porfiar la mitad
Robando medio verso.
Iluso el que ríe y no sabe porqué
el que llora y no tiene un porqué.
El que ama sin mirar a quién.
Me he puesto el traje de los domingos
y mi frescura os ha engalanado.
La traición sirvió en la mesa
desconfianza y asechanza
en envoltorio rosa fucsia.
He desnudado el frasco rosa
y soltado las culebras.
Y hoy ya no te guardo más
El tesoro escondido.
El traje de los domingos vuelve al armario.
Para cuando sea domingo.
Y vuelva el frío a este harén.