jueves, 3 de septiembre de 2015

"Si dices mi nombre, desaparezco"

Los hallazgos circunspectos
se colapsan vanidosos.
Reencuentros con la fuente
seca y distraída,
El horizonte se desdibuja,
Las nubes bajan.
Quizá se disipen,
El temporal predispone:
La duda empañada.
Los corazones se engalanan, sí
Y se visten de libertad.
Hoy lo niegan todo,
Y mañana proliferan en la nada.
Las miradas son tan furtivas,
Que regalan apuestas ya ganadas,
Disuaden y permanecen
Ellas a lo lejos. Las cartas en la mesa.
No hay ases. No hay mangas.
Se rigen por el viento,
En cielos encapotados.
A favor juegan,
No saben perder,
No encuentran la salida,
Y cualquier batalla se torna fugaz.
El punto de partida,
es la partida en sí misma,
No se entiende la jugada,
No se encuentra el fallo,
La sangre está alterada
y los puños en la mesa
no entienden los motivos adyacentes.
Todo está por ver,
el futuro no entiende las locuras,
y el misterio ensombrece
lo que se lleva:
esa libertad que da la vida,
y que se la lleva poco a poco.
Silencio