jueves, 3 de marzo de 2016

No es un prefacio

I

No digo que cuento las horas,
los minutos, porque no es un prefacio,
no cuento.
Sólo sé que como viaja el viento
y como se mueven las hojas,
como me empuja el silencio,
también me muevo yo.
Es como si volviera a verte
una y otra vez. Y tú estás parado,
nada se mueve. Sólo yo soy vueltas.
No sé dónde ir.
No sé dónde hemos quedado en encontrarnos.
¿Por qué no te puedo encontrar?


II

No será más dura la privación
de tu presencia,
sino que quieras privarla en sí misma.
Y el tiempo de maduración cuánto es.
Cómo se miden las ganas. ¿Y el amor?
Nunca hablamos de amor.
Sentimos cosas sin nombre.
Como oí una vez: Al verte, mi corazón vuela.
Al decirlo, como un acto reflejo
se me ha levantado un pie.
Y si estoy privada
me conforma saber que estás ahí
presente en el mundo. Presente en la gente,
que te vean y tengan la dicha sin saberla
de tal placer.
No puedo encontrarte aunque te busque.